Tras darse por vencidos más de dos mil migrantes que permanecían a la espera de ser admitidos como refugiados en Estados Unidos, aceptaron regresar a sus países de origen con un viaje pagado por el gobierno estadounidense.
Esto como parte del programa “Ayuda al Retorno Voluntario” gestionado por una agencia de Naciones Unidas. Hasta el momento la administración de Donald Trump, a pagado el retorno de dos mil 170 ya sea en autobuses o aviones.
Aunque esta iniciativa que ha devuelto a casa a personas que nunca llegaron a Estados Unidos o fueron detenidas tras cruzar la frontera y luego enviados a México para esperar audiencias judiciales, podría violar un principio del derecho internacional que impide devolver a solicitantes de asilo a países donde podrían ser perseguidos, consideraron activistas.
El programa de 1.65 millones de dólares, del Departamento de Estado de Estados Unidos, representa un medio de retorno más seguro y más humano para migrantes, consideró Christopher Gascon, de la Organización Internacional de Naciones Unidas para las Migraciones (OIM).
La iniciativa, es la primera de gran escala entre el Departamento de Estado y la ONU para migrantes centroamericanos.
“Tengo más miedo de quedarme”: migrante
Denia Carranza, una hondureña de 24 años esperaba en México, una audiencia judicial programada para octubre; sin embargo, decidió abordar un autobús de regreso a casa la semana pasada.
Carranza contó dijo que ella y su hijo de siete años habían huido de su ciudad natal, dejando un buen trabajo en una empresa que envasa camarones porque pandilleros la amenazaron con matarla si no traficaba drogas a sus compañeros de trabajo.
Esperaba obtener asilo en Estados Unidos, pero estaba asustada en Ciudad Juárez, un campo de batalla de los carteles de la droga. Además, no tiene trabajo ni forma de mantener a su hijo.
“Tengo miedo de volver a Honduras. Pero tengo más miedo de quedarme”, Denia Carranza.