Redacción BLes – El régimen totalitario del Partido Comunista Chino (PCCh) implementará el nuevo sistema de clasificación nacional para sus ciudadanos y empresas en 2020, el conocido como el ‘crédito social’, actualmente en modo de prueba.
El gigantesco operativo, que ha suscitado mucha preocupación a nivel global, consiste en la recopilación y control de todos los datos relativos a la vida cotidiana de personas y empresas en un sistema que luego decide quién es un ‘buen ciudadano’ y quien no, según explica el medio Visual Capitalist.
Son muchas las voces que cuestionan la ética de este sistema y que temen que pueda ser utilizado para violar los derechos humanos fundamentales.
De hecho, un sistema similar, pero sin los sofisticados medios digitales actuales, ya lo implementó el dictador Mao Zedong – líder del PCCh desde 1949 hasta su muerte en 1976.
Este consistía en crear expedientes de todos y cada uno de los ciudadanos chinos: informes escolares, registros de empleo, características físicas y fotografías. Este sistema, relata Visual Capitalist, se llamaba dang’an.
Control total: El ‘Gran Hermano’ chino
El crédito social ya está activo en modo de prueba en toda China y consiste en que a cada ciudadano se le asignan 1.000 puntos iniciales en una aplicación que monitorea todas las acciones cotidianas de una persona: sus compras, sus conversaciones telefónicas, sus comunicaciones (chats, correos electrónicos), a quién visita y cuándo y en función de ellas aumenta o disminuye esos puntos.
Hay acciones que el estado considera ‘buenas’ – como donar sangre, visitar a los mayores o alabar públicamente las bondades del PCCh – que dan puntos y otras consideradas ‘malas’ – como hacer trampas en el juego, no visitar los mayores y algo llamado ‘difundir rumores en Internet’ un término muy ambiguo que incluiría cualquier comentario de crítica al régimen y al PCCh.
Una acción que resta puntos con este sistema es tener relaciones con ‘malos ciudadanos’, de manera que el estado se asegura que quien no se comporte como se espera de él se convierta en un paria social con el que, incluso su familia, tenga miedo de relacionarse.
Otro método para controlar el comportamiento de las personas es el estado puede en cualquier momento cambiar la melodía de llamada de todos lo móviles del país, de manera que cuando una persona recibe una llamada sonaría una grabación diciendo:
“El tribunal local ha incluido a la persona a la que llama como una persona desacreditada. Insta a esta persona a cumplir con sus obligaciones legales”.
Estas técnicas – escarnio público y ridículo social – ya se usaron durante la Revolución Cultural (1966-1976), un oscuro episodio de la historia de China durante el que el PCCh destruyó la mayor parte del patrimonio cultural del ancestral país asiático y que se saldó con la muerte de decenas de millones de personas.
Y es que en este sofisticado sistema los puntos son imprescindibles para la vida diaria: para poder acceder a un trabajo o un ascenso, para poder escolarizar a los hijos o para comprar un billete de avión o de tren.
Solo en 2018, a personas que tenían pocos puntos se les prohibió comprar billetes de avión en 18 millones de ocasiones, y 5,5 millones de compras de viajes en tren fueron bloqueadas, según el informe de Visual Capitalist.
En cuanto a cómo afecta este sistema de puntos a las empresas, estas serán controladas en temas de impuestos, regulación aduanera y de protección del medio ambiente.
Las ‘buenas’ compañías podrán disfrutar de impuestos más bajos y mejores condiciones crediticias.
El Big Data, lo último en control digital
Según un informe del Instituto de Política Estratégica de Australia, el autoritarismo mejorado por la tecnología del régimen comunista chino se está expandiendo a nivel mundial a través de las tecnologías 5G y la vigilancia y el espionaje cibernético.
“Al aprovechar las empresas estatales, las empresas tecnológicas chinas y las asociaciones con entidades extranjeras – incluidas las universidades occidentales – el PCCh está construyendo una empresa masiva de recolección de información que le da control sobre grandes flujos de datos”.
El informe destaca que la recopilación de datos es el medio que utiliza el régimen comunista chino para generar la información que necesita para gestionar y controlar su entorno operativo global y para manipular el sentimiento público para que este sea favorable a sus propios intereses.
“Los intereses del PCCh tienen prioridad sobre los intereses del estado chino y los intereses del pueblo chino”, agrega el reporte.
En otro informe presentado ante el Comité de Inteligencia de la Cámara del Congreso de los Estados Unidos de mayo de este año, la Dra. Samantha Hoffman, analista del Instituto de Política Estratégica de Australia destacó el uso que el régimen chino hace de la tecnología para expandir su autoritarismo.
“El gobierno de Estados Unidos debe encontrar soluciones a corto plazo a los problemas que se presentan, pero no a costa de comprometerse con una estrategia a largo plazo para hacer frente al autoritarismo tecnológico de China”, aseguró la Dra. Hoffman.
“Cómo evolucionará el autoritarismo tecnológico de China no se puede conocer en su totalidad, pero sí se puede decir que sabemos cuáles son sus objetivos. Estos deben tomarse en serio”, añadió la experta.