La pintura representa la última reunión de Jesús con sus discípulos en Jueves Santo
Desde que fue realizada a finales del siglo XV por Leonardo DaVinci, ‘La última cena’ (también conocida como ‘il Cenacolo’) es una obra fascinante que se ha prestado a diversas interpretaciones a lo largo de los siglos.
La pintura retrata la última reunión que tuvo Jesús con sus discípulos, horas antes de ser aprehendido. Para ser más específico, Leonardo imagina el momento justo en que Jesús revela que uno de sus fieles seguidores lo va a traicionar, lo que desata una ola de sorpresa e indignación alrededor de la mesa.
En el primer grupo, de izquierda a derecha, vemos a Bartolomeo, Santiago el Menor y Andrés. En el segundo grupo, a la izquierda del nazareno, están Judas Iscariote, Simón Pedro y Juan el Apóstol. La figura central, por supuesto, es Jesús. En el tercer grupo, a la izquierda de este último, están Tomás, Santiago el Mayor y Felipe. Y en el último grupo tenemos a Mateo el Evangelista, Judas Tadeo y Simón el Zelote.
Pero el pintor renacentista era un genio que no se iba a complacer con hacer un simple interpretación de las Sagradas Escrituras. Su atención a las detalles invitaba al espectador a ver más allá de lo que estaba retratado, lo que ha dado lugar a una serie de divertidas teorías.
Muchas de estas teorías han sido explotadas en años recientes por novelistas best-sellers y directores de Hollywood. Hemos escuchado hasta el cansancio, por ejemplo, la teoría de que Juan, el más joven de los discípulos, podría ser María Magdalena en realidad, y la figura que forman entre ella y Jesús (la ´V´), esconde el Santo Grial.
Pero sí vale la pena hacer un repaso de otros secretos que no fueron tan difundidos en su momento.
EL TEMPLARIO Y LA VIRGEN
Un informático italiano aseguró en 2007 que descubrió otra imagen dentro del cuadro de ‘La última cena’, en el que, según sus palabras, aparecen varias figuras, entre ellas un templario y la Virgen María, aunque un experto calificó el descubrimiento de “pura invención”.
Pesci Slavisa, de 36 años, notó algo extraño en el cuadro mientras ojeaba una revista por lo que se le ocurrió escanear la imagen e imprimirla en un papel traslúcido, después lo puso de nuevo sobre el original y descubrió “un nuevo dibujo con otras imágenes”, según explicó durante una rueda de prensa en Milán.
Slavisa, natural de Mantua (norte de Italia) explicó que en la parte derecha del cuadro aparece un templario y en el centro la figura de la Virgen María. “Hay una coincidencia de puntos que creo que no pueden ser el fruto de una casualidad, sino un cálculo preciso de Leonardo”, dijo el informático.
Slavisa señaló que no sabe explicar cuál puede ser el significado de este nuevo dibujo, y que se lo deben dar a “los críticos e históricos de arte”.
El informático repitió el mismo proceso con otras obras de Da Vinci como en su autorretrato y aseguró que también descubrió una nueva imagen en su interior. “Leonardo se divertía escondiendo otras imágenes en sus dibujos” aseguró y comentó que él ha presentado lo que ha notado por casualidad, “algo que todos pueden verificar de una manera muy sencilla”.
Sin embargo, el crítico de arte y asesor cultural de Milán, Vittorio Sgarbi, calificó su descubrimiento de “pura invención”. Sgarbi explicó que es imposible que haya en el famoso cuadro de Leonardo “dibujos de personas distintas a las que se ven”.
LAS PIEDRAS PRECIOSAS
Leonardo da Vinci plasmaba en sus obras mensajes ocultos, como el de la piedras preciosas en los ropajes de los protagonistas de ‘La última cena’, en las que reparó una historiadora que ha dedicado un libro a explicar el enigmático simbolismo que quiso comunicar el genio renacentista.
“Me di cuenta de la existencia de las piedras preciosas del Cenáculo mientras preparaba una lección sobre la obra. Observando bien los detalles me fijé en el broche pintado por Leonardo a la altura del cuello de Cristo y seguí observando y lo noté en otros ropajes”, explicó a EFE la historiadora Elisabetta Sangalli, autora del estudio “Leonardo e le dodici pietre del Paradiso”.
“Sabiendo que Leonardo no dejaba espacio a la casualidad y daba significados a todos los detalles de sus obras me pregunté el porqué había pintado estas gemas, qué quería comunicar y cómo las asoció a los apóstoles de cristo”.
Así, explica, “comenzó mi viaje para descubrir el misterio de las doce piedras”.
Para ello se ha basado y documentado en las tradiciones y simbolismo que le daban a las gemas los antiguos egipcios, pero también a la tradición hebraica o los escritos medievales y, claro está, en los Testamentos donde aparecen las “doce piedras”.
En estas antiguas culturas ya se daba un uso simbólico de las piedras preciosas, “algo que también hizo Leonardo, para así dar con estas gemas una interpretación personal a los apóstoles elegidos, según la personalidad y el carisma de cada uno de ellos”.
Destaca la esmeralda en la túnica de Jesús, una piedra “que es considerada portadora de paz y símbolo del renacimiento y que hasta la Edad Media se relacionada con la regeneración”.
Explica la historiadora que la esmeralda que aparece en el ropaje de Jesús estaba asociada “a la tribu de Leví, que era la única que tenía acceso al sacerdocio”, otro guiño de Leonardo según este estudio.
En San Juan aparece un “yahalom”, un diamante “con una clara referencia a la luminosa espiritualidad del apóstol preferido de Jesús por su corazón puro”.
Mientras que en San Andrés aparece una piedra de color azul, un zafiro, que hace referencia a la Ciudad Celeste del Apocalipsis, asegura la estudiosa.
Sangalli ha tenido que comparar el deteriorado fresco de Leonardo acabado en febrero de 1487 con las versiones de sus discípulos o de otras copias para poder encontrar la pigmentación exacta de las piedras preciosas y analizar su simbología.
Aunque las llamadas “piedras del paraíso” citadas en los Antiguos testamentos son doce, Leonardo sólo pintó ocho y lo hizo a propósito para cargar aún más de significado su gesto.
“En la simbología bíblica del Apocalipsis el número 7 es recurrente y por ello fueron siete los apóstoles elegidos por Leonardo”, agrega.
Sangalli explica que el fresco que pintó Leonardo fue un encargo para el convento de los Dominicos y se encuentra en la zona del refectorio y el prior de entonces era Vincenzo Bandello, que había estudiado a fondo la Apocalipsis de San Juan y probablemente fue él quien dio a Leonardo las indicaciones para colocar las piedras.
Nota: Desafortunadamente, la exposición “El universo de Leonardo DaVinci”, la cual se iba a montar en el Zócalo capitalino del 9 de mayo al 6 de junio, podría ser postergada a causa de la crisis sanitaria.
LA COMIDA
Este último dato es más una curiosidad que un secreto.
Comer más de lo necesario no es un fenómeno nuevo ligado a la comida rápida, sino una tendencia humana milenaria, según un estudio de 2010 que comparó las porciones en 52 cuadros de ‘La última cena’ de Jesucristo y sus apóstoles, pintados a lo largo de la historia.
El estudio, llevado a cabo por la universidad estadounidense de Cornell y publicado en International Journal of Obesity, reveló que la cantidad de comida ha aumentado progresivamente en un 69%, el tamaño de los platos en un 66% y el del pan en un 23% en los últimos mil años.
Según su autor principal, Brian Wansink, director del laboratorio de alimentos y marcas de Cornell, los últimos mil años han visto importantes aumentos en la producción, acceso, seguridad, abundancia y abaratamiento de la comida.
“Al igual que el arte imita a la vida, estos cambios se han reflejado en las pinturas de la más famosa cena de la historia”, señaló.
Según Wansink, “la gente cree que las porciones cada vez más grandes son un fenómeno reciente, pero esta investigación demuestra que ha sido una tendencia general durante al menos el último milenio”.
El estudio, que Wansink llevó a cabo junto con su hermano Craig, experto en estudios religiosos, fue posible gracias a la tecnología informática, que permitió escanear los objetos en los cuadros, girarlos y estimar su tamaño independientemente de su situación en el lienzo.
Los investigadores utilizaron como referencia las cabezas de los personajes en el lienzo para calcular el tamaño de los panes y los platos principales.
Las pinturas, entre ellas la más famosa, la original de Leonardo DaVinci, fueron agrupadas por periodos y sólo se analizaron aquéllas que contenían al menos una barra de pan o al menos un plato principal.
Entre estos platos figuraban el pescado (18%), el cordero (14%) y el cerdo (7%), mientras que en el 46% de los casos no se podía distinguir.
De acuerdo con lo esperado, la comida representada aumentó con el tiempo.