El presidente electo anunció que desde el primer día de su mandato luchará contra el coronavirus.
El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, tiene previsto recibir públicamente la vacuna COVID-19 el lunes en un esfuerzo por aumentar la confianza en su seguridad de cara a su distribución generalizada entre la población el próximo año.
Biden se ha comprometido a hacer de la lucha contra el coronavirus, que ha matado a más de 300 mil estadounidenses e infectado a más de 17 millones, su máxima prioridad cuando asuma el cargo el 20 de enero. A los 78 años, está en el grupo de alto riesgo para la enfermedad respiratoria.
El presidente republicano Donald Trump, que perdió las elecciones del 3 de noviembre ante su rival demócrata, muchas veces minimizó la gravedad de la pandemia. Según algunos expertos en salud, su gestión fue caótica y arrogante, ignorando en ocasiones los estudios científicos en materia de transmisión de enfermedades.
Trump se infectó con el virus en el otoño y varios miembros de su círculo íntimo y el equipo de la Casa Blanca también se contagiaron. El presidente saliente, que ha hecho afirmaciones infundadas de fraude electoral generalizado, se ha centrado en tratar de revertir su derrota electoral en las últimas semanas, pese al repunte meteórico de las muertes diarias por COVID-19.
El domingo, la campaña de Trump dijo que había presentado una nueva petición en la que pedía al Tribunal Supremo de Estados Unidos que dé la vuelta a los resultados de las elecciones revocando las sentencias del tribunal de Pensilvania que afectan al voto por correo.
Algunos miembros del Congreso, donde se llegó a un acuerdo el domingo sobre un nuevo paquete de ayuda en respuesta a la pandemia, quitaron relevancia a la demanda.
“Creo que teniendo en cuenta los 57 casos y las sentencias iniciales, cualquier persona imparcial tendría que llegar a la conclusión de que hay un camino muy estrecho para que se anulen las elecciones”, dijo el senador republicano John Kennedy.
DESPLIEGUE DE VACUNAS EN EEUU
Después de que Estados Unidos autorizara una vacuna desarrollada por Pfizer Inc y el socio alemán BioNTech SE el 11 de diciembre, la distribución de una segunda vacuna, fabricada por Moderna Inc, comenzó el sábado.
Se han administrado las vacunas en primer lugar a los profesionales de la salud. El vicepresidente Mike Pence, su esposa, Karen, y el director médico del país, Jerome Adams, recibieron las inoculaciones en un evento de la Casa Blanca el viernes como parte de los esfuerzos de la Administración para dar fuerza al programa nacional.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, el líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell, y otros miembros del Congreso también fueron vacunados el viernes.
Un dirigente de la transición de Biden dijo la semana pasada que Biden recibiría una dosis de la vacuna Pfizer el lunes, mientras que la vicepresidenta electa Kamala Harris probablemente recibiría la vacuna durante la semana después del mandatario electo.
Biden heredará los desafíos logísticos de distribuir la vacuna a cientos de millones de estadounidenses, así como la tarea de convencer a los ciudadanos que temen que su desarrollo se haya acelerado por razones políticas.
Solo el 61% de los encuestados en una encuesta de Reuters/Ipsos realizada entre el 2 y el 8 de diciembre dijeron que estaban dispuestos a vacunarse.
Ese porcentaje es inferior al 70% que según las autoridades es necesario para alcanzar la inmunidad de rebaño, ya sea por exposición o vacunación. Aproximadamente el 5% de los estadounidenses se han contagiado.
Los esfuerzos para limitar las consecuencias económicas de la pandemia sobre los estadounidenses recibieron un importante impulso el domingo, ya que los líderes del Congreso acordaron un paquete de 900 mil millones de dólares para proporcionar la primera ayuda nueva en meses. La iniciativa probablemente se vote el lunes.