Aunque no se sabe cuándo contrajo COVID-19, Sarah murió cuatro días después de presentar síntomas.
Sarah Simental, una mujer de 18 años de edad, comenzó a presentar los primeros síntomas de COVID-19 antes de Navidad. Tras ser hospitalizada en Chicago perdió la vida pese a que siempre tuvo un buen estado de salud.
La COVID-19 ha demostrado ser una enfermedad letal para todo tipo de personas sin importar sus características físicas ni rango de edad. La historia de Sarah Simental, una joven de 18 años que murió a causa del SARS-CoV-2, confirmó que incluso “una vida sana” no evita un contagio.
Esta joven fue internada en un hospital de Chicago antes de Navidad. Tras una dura batalla, Deborah Simental, madre de Sarah, decidió hacer pública su muerte para alertar a la sociedad sobre los peligros que supone un diagnóstico COVID.
El contagio y el desarrollo de la enfermedad
Sarah, habitante del suburbio Tinley Park, alertó a su madre sobre dolores de cabeza y congestión nasal. El 23 de diciembre sostuvo su primer contacto con ella y cuatro días después falleció por insuficiencia respiratoria.
Al momento en que sus síntomas se agravaron, la joven fue trasladada al Centro Médico de la Universidad de Chicago.
“Pensamos que era un resfriado (…) Era una joven sana que acababa de cumplir 18 años en noviembre y tenía el mundo en sus manos”, detalló Deborah al Chicago Tribune.
Al citar a la autoridad forense, este medio detalló que el fallecimiento de la joven se debió a una insuficiencia respiratoria hipóxica aguda que se derivó del SARS-CoV-2.
“Simplemente la tomó tan rápido (…) Sarah es un ejemplo de que les puede pasar a las personas más jóvenes y saludables. Esto es real”, narró su madre.
De entre los síntomas que Simental presentó el más grave fue una hemorragia cerebral que más tarde se multiplicó. Las hemorragias no fueron traumáticas.