Muere Héctor ‘El arqui’ Benavides a sus 82 años, ícono de los medios en Monterrey

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Este ícono de la radio y la televisión dejó un legado imborrable que marcó más de seis décadas de la escena mediática en la Sultana del Norte

Monterrey está de luto tras la pérdida de Jesús Héctor Benavides Fernández, conocido cariñosamente como ‘El arqui’, quien murió a los 82 años, este ícono de la radio y la televisión dejó un legado imborrable que marcó más de seis décadas de la escena mediática en la Sultana del Norte.

Con una carrera que inició en la radio en 1960, ‘El arqui’ se convirtió en un referente indiscutible en los medios, desafiando las expectativas y estableciendo un récord Guinness como el conductor de noticias con más años al aire en un mismo canal. Nacido el 12 de enero de 1941 en Nuevo León, Benavides supo combinar su formación como arquitecto con una pasión desbordante por contar historias.

Desde sus humildes inicios en La XEH y Radio Alameda, hasta su icónica participación en el programa “El Clan del Martillito” y su papel como director en XERG, ‘El arqui’ demostró una versatilidad única. Narrador de lucha libre, animador infantil y director de programación, su presencia en los medios abarcó diversas facetas, consolidando su estatus como una figura multifacética.

Benavides no solo informó sobre eventos locales; también fue testigo y cronista de sucesos históricos como el terremoto en Ciudad de México en 1985 y el huracán Gilberto en 1988. Su capacidad para adaptarse a los cambios en los medios de comunicación lo mantuvo relevante a lo largo de las décadas, convirtiéndolo en un visionario en el mundo de la información.

Además de su impacto en la pantalla, ‘El arqui’ dejó una huella significativa en la responsabilidad social a través del programa ‘Ayuda’, una iniciativa que apoyó a las familias más necesitadas durante 40 años.

Hoy, Monterrey despide a un arquitecto de historias, un narrador incansable cuyo legado perdurará como testimonio de su invaluable contribución al periodismo y a la sociedad. Su partida deja un vacío, pero también nos deja un recordatorio de la importancia de contar historias con pasión y autenticidad.

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