Los agentes descendieron de helicópteros a los tejados y derribaron con fuerza las puertas en el inmueble señalado como centro de residencia de integrantes del Tren de Aragua, algo que los vecinos niegan.
Agentes de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos desplegados en Chicago llevaron a cabo una redada nocturna en un edificio departamental, esta semana, en el que fueron detenidas 37 personas, en su mayoría venezolanos.
Los agentes descendieron a rapel desde helicópteros a los tejados y derribando puertas en una operación que, según las autoridades, estaba dirigida a integrantes de pandillas, pero que afectó a ciudadanos estadounidenses y familias.
La demostración de fuerza destacó el uso sin precedentes que el presidente Donald Trump ha hecho de los agentes de la Patrulla Fronteriza en las principales ciudades, redirigiendo al personal que normalmente tendría la tarea de vigilar los límites de Estados Unidos con México y Canadá.
Naudelys, una mujer venezolana de 19 años de edad, dijo que estaba en su departamento con su hijo de 4 años de edad y otra pareja con un bebé cuando los agentes derribaron su puerta durante la redada el martes temprano, según su testimonio, al ingresar por la fuerza se les solicitó que levantaran las manos mientras eran señalados por sus armas.
El marido de la mujer venezolana fue detenido por los oficiales migratorios hace tres meses, aseguró que en el momento intentó grabar la detención, pero que un uniformado le quitó el teléfono, los agentes migratorios hablaban español por lo que, según lo narrado, afirmaron que “volverían a su país” e hicieron un comentario inapropiado de índole sexual sobre las mujeres venezolanas, uno de ellos agredió físicamente a otro hombre delante de su hijo a lo que Naudelys pidió que se detuviera.
“Mi hijo quedó traumatizado”, aseguró, quien pidió que no se revelara su apellido.
Las autoridades alegaron que la pareja de su amiga es miembro de la banda venezolana “Tren de Aragua”—considerada terrorista—acusación que ella niega.
El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, del que depende la Patrulla Fronteriza, no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios sobre el relato de Naudelys de la redada.
Como parte de la redada, se detuvo temporalmente a algunos ciudadanos estadounidenses y se sacó a niños de sus camas, según entrevistas con residentes e informes de la prensa local, dos días después, los pasillos del edificio seguían llenos de escombros.
Trump, un republicano, ha prometido intensificar la aplicación de la ley de migración en Chicago y otros bastiones demócratas que limitan la cooperación con las operaciones federales.
La Patrulla Fronteriza —que cuenta con unos 19 mil agentes y está sometida a menos presión debido a que las aprehensiones en la frontera se encuentran en mínimos históricos— ha asumido cada vez más un nuevo papel en las grandes ciudades, dirigido por Gregory Bovino, comandante general de la agencia.
El incidente en el barrio de South Side de la ciudad, que según las autoridades se saldó con decenas de arrestos, fue una de las acciones de migración de más alto perfil en Chicago desde que la administración de Trump lanzó la “Operación Midway Blitz” en la ciudad el mes pasado.
Cientos de agentes rodearon el edificio departamental durante la redada del martes, incluidos algunos que descendieron en rapel hasta el tejado desde helicópteros Black Hawk, según NewsNation.

Separan a los niños de sus padres
Un portavoz del DHS confirmó la operación, diciendo que se centró en presuntos miembros del “Tren de Aragua” y que los agentes fronterizos se asociaron con la Oficina Federal de Investigaciones y la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos.
Las autoridades detuvieron al menos a 37 personas por infracciones de migración, la mayoría de ellas venezolanas, dijo el portavoz.
Él también mencionó que dos personas detenidas eran presuntos integrantes del grupo delictivo antes mencionado, el departamento identificó a seis personas con antecedentes penales, desde agresión a posesión de marihuana, y dijo que dos más eran sospechosas de estar implicadas en un tiroteo.
El portavoz se negó a confesar si los agentes tenían órdenes judiciales para entrar por la fuerza a las casas, diciendo que debido a que el “Tren de Aragua” ha sido etiquetado como una organización terrorista, “hay sensibilidades sobre lo que podemos proporcionar sin poner a la gente en riesgo”.
Cuatro niños estadounidenses fueron separados de sus padres durante la redada porque los padres carecían de un estatus legal, dijo el DHS, alegando que uno de ellos era integrante del “Tren de Aragua”.
“Estos niños fueron puestos bajo custodia hasta que puedan ser puestos al cuidado de un tutor seguro o del Estado”, dijo el portavoz.
Naudelys mencionó que las autoridades la liberaron a ella y a su hijo más tarde ese mismo día porque tiene un caso de asilo pendiente, cuando regresó, su apartamento estaba cerrado con tablas, por lo que los trabajadores lo abrieron, pero sus pertenencias habían desaparecido.
Cassandra Murray, residente de 55 años de edad, dijo que oyó fuertes explosiones durante el ingreso de los Policías migratorios a la zona.
Dijo que sus vecinos venezolanos llegaron hace unos dos años y que en aquel momento, el estado de Texas estaba trasladando en autobús a Chicago y otras ciudades a miles de venezolanos que habían cruzado recientemente la frontera entre Estados Unidos y México.
“Nunca nos hicieron sentir inseguros”, dijo Murray, “ellos también necesitaban un lugar donde vivir”.
Un residente, quien pidió que no se revelara su nombre, denunció que durante la redada los agentes le obligaron a tumbarse en el suelo mientras sus manos eran atadas.
Gil Kerlikowske, quien fue comisionado de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos de 2014 a 2017 y exjefe de la Policía de Seattle, dijo que los agentes fronterizos tienen una formación y protocolos diferentes a los de la policía local y le preocupa que las tácticas más agresivas puedan erosionar la confianza.
Los agentes del Servicio de Migración y Control de Aduanas de Estados Unidos también han sido objeto de escrutinio por el uso de gases lacrimógenos contra manifestantes en una de sus instalaciones de Chicago y por un tiroteo en que murió un mexicano.
