Robo en el Museo de Louvre: ocurrió en siete minutos, usaron un montacargas, participaron profesionales y perdieron parte del botín

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Los sujetos pudieron ingresar al recinto tras abrir una ventana de cristal con un disco de corte; dos de ellos iban vestidos como obreros, con chalecos amarillos.

El robo de un conjunto de joyas “de un valor patrimonial e histórico incalculable” en el Museo del Louvre este domingo por la mañana lo llevó a cabo en apenas siete minutos un comando de tres o cuatro ladrones “profesionales”, pero que perdieron una parte del botín en su huida.

Ese es el relato ofrecido por los ministros franceses del Interior, Laurent Núñez, y de Cultura, Rachida Dati, que acudieron poco después de los hechos al que es el museo con más visitantes del mundo, 8,7 millones el pasado año, que tuvo que cerrar excepcionalmente durante todo el día, lo que perturbó el programa para miles de turistas.

El Louvre explicó que todo ocurrió a las 09:30 de la mañana, unos momentos después de que hubiera abierto las puertas cuando llegó el comando formado, según el ministro, por tres o cuatro hombres.

¿Cómo ocurrió el robo en el Louvre?

Llegaron por el flanco sur del museo, el que da al río Sena, en dos motos y en un camión con un montacargas como los que se utilizan en las mudanzas que utilizaron para subir al primer piso y más en concreto a la galería Apolo, en la que entraron dos de ellos después de haber hecho una brecha en el cristal de una ventana con un disco de corte.

Dos de ellos, los que subieron por el montacargas, iban vestidos como obreros con chalecos amarillos.

Una vez en el interior de la galería fueron a las vitrinas de las joyas de la colección de Napoleón y de la corona francesa y se llevaron un número de piezas todavía no precisado de forma oficial por las autoridades.

Son joyas que tienen “un valor patrimonial e histórico incalculable”, destacó Núñez, que quiso mostrarse confiado en que “muy rápidamente” se pueda encontrar a los autores “y sobre todo los bienes robados”.

Su colega de Cultura hizo hincapié en que fueron “profesionales” que actuaron sin violencia, por lo que no hubo heridos, y también en que la evacuación de los visitantes del museo por parte de los empleados se llevó a cabo igualmente con “profesionalidad”.

En su huida dejaron una parte del instrumental utilizado y, sobre todo, perdieron también al menos una de las joyas, nada menos que la corona de la emperatriz Eugenia de Montijo, la esposa española del emperador Napoleón III (1852-1870), la cual resultó dañada.

Es una corona que lleva mil 354 diamantes y 56 esmeraldas creados para la emperatriz con ocasión de la Exposición Universal de 1855 que tras el cambio de régimen a la III República, en 1870, fue vendida en 1885 por el Estado francés como una forma de liquidar su pasado monárquico y sólo volvió a su propiedad algo más de un siglo después gracias a una donación.

En espera de que haga una comunicación exhaustiva la Fiscalía de París, que es la encargada de la investigación y ha abierto un procedimiento por robo en banda organizada y asociación de malhechores, se sabe que entre las otras joyas robadas había una segunda corona, un broche, unos pendientes.

El último robo en este museo situado en el corazón de París se produjo en 1998, cuando se sustrajo en pleno día un cuadro del pintor francés Camille Corot que no ha aparecido.

Pero el más famoso de todos fue el que cometió el 21 de agosto de 1911 un obrero italiano, Vincenzo Peruggia, que se llevó La Gioconda, según explicó por patriotismo.

El cuadro de Leonardo da Vinci se recuperó en 2013, después de que el ladrón se puso en contacto con un vendedor de arte. 

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