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Pese a que el gobernador de Coahuila, ordenó depurar la corporación estatal y mejorar su trato con los ciudadanos, nada ha pasado.
El Secretario de Seguridad Pública, José Luis Pliego, ocupado en los escaparates se ha olvidado por completo de revisar a sus elementos, aunque también se dice que ya ni caso le hacen.
Y es que entre los policías, hay dueños de bares como los quemados en Monclova, traficantes de drogas como los sorprendidos dos veces con una maleta de marihuana, cuya justificación, fue que pertenecía a un canino entrenado.
En la franja fronteriza se habla de la trata de migrantes y detrás de esas negociaciones están algunos elementos de Fuerza Coahuila.
Denuncias de abusos, levantones y amenazas contra la población surgen diariamente en los 38 municipios, todos ignorados y solapados por Pliego.
En Saltillo algunos policías estatales violan diariamente los derechos humanos de los ciudadanos a quienes con supuestas revisiones, los obligan a abrir sus celulares para después extorsionarlos con datos, fotografías y conversaciones encontradas.
Pliego se limita a ignorar. Sus tácticas federales y “entrenamiento” en el FBI parecen perdidos, como perdida se encuentra su Secretaría de Seguridad.
Extravió ya el mando de sus elementos, como también su trato con el resto del gabinete. Con los medios ya no quiere hablar y sólo busca a los que convence con sus historias de “policías y ladrones”.
