La noche del miércoles elementos del grupo Beta y diversas corporaciones policiacas recibieron un reporte de que un grupo de migrantes estaban pidiendo ayuda ya que se estaban ahogando en las aguas del Río Bravo, a la altura del Puente Internacional Dos y el puente negro del ferrocarril.
Se trataba cerca de 10 migrantes de diferentes países centroamericanos y al llegar las autoridades, varios de ellos salieron por su propio pie al lado mexicano. Otros fueron rescatados del lado americano, pero uno de ellos se quedó en las inmediaciones del Río Bravo.
Se trataba de José Antonio Torres, de 30 años, originario de Honduras, quien al acercarse personal del Beta en el aerobote, caminaba para no ser rescatado y luego de casi media hora lo convencieron para salir y llevarlo a la orilla.
Al ser rescatado, José Antonio mencionó que había estado en un domicilio donde lo habían obligado a comer carne humana y lo habían obligado a permanecer en el río durante cierto tiempo y así lo ayudarían a cruzar a Estados Unidos.
De inmediato los elementos policiacos solicitaron la presencia de paramédicos de la Cruz Roja para trasladarlo al Hospital General Doctor Salvador Chavarría para que recibiera atención, ya que aparentemente andaba bajo los influjos de alcohol o droga.
