Desapariciones de mujeres ocultan otros delitos: desde feminicidios hasta trata

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La desaparición de mujeres es un problema que esconde otros delitos. En muchos de los casos pueden pasar años para que se vuelva a saber sobre el paradero de las víctimas. Además, investigaciones y estudios señalan que detrás de este ilícito hay otro tipo de agresiones que van desde el feminicidio hasta la trata de personas.

Ciudad de México, 26 de marzo (SinEmbargo).- Pasaron casi dos años para que la familia de Rubicela Gallegos Castillo, quien desapareció el 20 de julio de 2019, en el municipio de Tlalnepantla, Estado de México, tuvieran algún indicio del paradero de la mujer originaria de Monterrey, Nuevo León. El 14 de mayo de 2021, sus credenciales aparecieron entre los objetos que se localizaron en la casa Andrés Filomeno Mendoza Celis, también conocido como el feminicida de Atizapán, condenado con prisión vitalicia en días pasados.

El 31 de julio de 2019, a unos días de no saber sobre su paradero de la regiomontana, de entonces 32 años de edad, sólo unos cuántos medios hicieron referencia a su desaparición. De acuerdo con los pocos datos que se tenían en ese momento, ella fue vista por última vez en compañía de otra mujer en un restaurante de Tlalnepantla, momento que quedó grabado por cámaras de vigilancia, pero se perdió su rastro al salir del lugar.

Los familiares de la joven denunciaron una falta de atención en el caso por parte de las autoridades mexiquense, por lo que acudieron al Palacio de Gobierno de Monterrey para solicitar que apoyaran en la investigación. “Hablamos y nos preguntan qué, qué hemos sabido, qué más pruebas tenemos, ellos no están haciendo nada”, declaró Armando Gallegos Vázquez, padre de Rubicela a Telediario, en julio de 2019.

Durante un año y 10 meses, no hubo avances que ayudaran a localizar a la regiomontana, el caso parecía quedar en el olvido. Todo cambió el 14 de mayo de 2021 cuando el feminicidio de otra mujer salió a la luz, el de Reyna González, de 34 años de edad, quien fue asesinada por Andrés Filomeno. Su caso sacó a la luz el de otras mujeres que habrían sido víctimas de este sujeto.

Sin embargo, el caso de Rubicela es el mejor ejemplo de cómo no todos los casos de desapariciones, y posibles feminicidios, tienen el mismo seguimiento. De no haberse descubierto el asesinato de Reyna, la regiomontana seguiría con paradero desconocido, como muchas mujeres que siguen desaparecidas tanto en el Estado México como a lo largo y ancho del país.

El 19 de enero pasado, al presentar el estudio “Desaparición de Mujeres, Adolescentes, Niñas y Niños en el Estado de México y su vínculo con la explotación sexual o la trata de personas con ese u otros fines”, la Red por los Derechos de la Infancia (Redim) alertó que la violencia de género, que podría resultar en feminicidio, estaría profundamente relacionada con la desaparición, específicamente de mujeres, adolescentes, niñas y niños en dicha entidad.

Al presentar los hallazgos del estudio, Javiera Donoso Jiménez, Investigadora y Consultora, enfatizó que los feminicidios son la principal causa de las desapariciones de mujeres, adolescentes, niñas, e incluso niños, en el Estado de México, y en segundo lugar estaría la trata. Además, dijo, en muchos casos ambos factores estarían vinculados, ya que una mujer puede ser reclutada con fines de explotación sexual y más adelante ser asesinada.

Lo mismo se plantea en el estudio, “Nombrarlas para encontrarlas. Contexto, dinámicas y respuestas en torno a la desaparición de mujeres en el centro de México”, de las investigadoras Karina Ansolabehere, Jeraldine del Cid, Volga Pilar de Pina Ravest, Alvaro Martos, Sandra Serrano, integrantes de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), sede México, que se realizó en conjunto con el Observatorio sobre Desaparición e Impunidad en México (ODIM). El texto señala cómo el género es un factor determinante para la desaparición de mujeres.

“El género es causa o consecuencia de la desaparición de las mujeres. A veces, una mujer es desaparecida por una razón de género, es decir, por ser mujer; y, en otras, son los efectos de la desaparición los que conllevan una razón de género. Como sea, la desaparición de las mujeres tiene una dimensión de género que debe ser visibilizada y considerada”, se afirma en el reporte.

UNA CADENA DE DELITOS

Otra situación en la que todas las investigadoras coinciden es que detrás de la desaparición de mujeres hay otros delitos, los cuales podrían culminar con el feminicidio de las víctimas.

Durante la presentación del informe de la Redim, Donoso Jiménez resaltó que los feminicidios son la principal causa de las desapariciones de mujeres, adolescentes, niñas, e incluso niños, en el Estado de México, y en segundo lugar estaría la trata. Además, en muchos casos ambos factores estarían vinculados, ya que una mujer puede ser reclutada con fines de explotación sexual y más adelante ser asesinada.

Agregó que el ámbito en los que se dan los feminicidios contempla la violencia doméstica, cuando una mujer es asesinada por su pareja; la agresión sexual, cuando un a mujer es asesinada por su violador; los feminicidios seriales; y la actividad criminal, que tiene lugar cuando una mujer se relaciona con la delincuencia organizada.

“En general las mujeres desaparecen por varias razones, las mujeres son víctimas de varios delitos que derivan en que no sepamos qué sucede con ellas, por supuesto son víctimas de feminicidio son víctimas de trata de personas de redes de trata, son víctima de crimen organizado más vinculado con narcotráfico, huachicol, también son víctimas de violencia doméstica, muchos de los perpetradores son personas cercanas conocidas de ellas y también son víctimas de desaparición forzada”, explicó por su parte la doctor Ansolabehere.

Asimismo, subrayó que “las condiciones de violencia están muy relacionadas con el aumento de las desapariciones”, ya que “cuando aumenta la violencia en un lugar, cuando hay más feminicidios, es probable que hay más desapariciones de mujeres, cuando hay más violaciones es probable que haya más desapariciones de mujeres”, situación que está relacionada con lo que denominó como un “régimen de violencia”, no que sólo abarca un “régimen de violencia de género patriarcal”, sino que entrecruzan distintos factores y distintas violencias.

Por ello, tanto Serrano como Ansolabehere consideraron que es importante no separar la violencia de género del resto de las violencias, y de la misma manera, establecer acciones conjuntas, y no fragmentadas, para combatir la desaparición de mujeres.

“La violencia contra las mujeres no está separada de la violencia que vive que vive la región en general”, comentó la doctora Sandra, quien reiteró que “las acciones segmentadas tienen menos impacto que cuando miramos que la violencia es mucho más compleja”.

“La desaparición de las mujeres no es, por tanto, un asunto aislado, sino que se conecta con las distintas formas de violencia y con las distintas dinámicas de la desaparición en el país. Sin embargo, ha quedado relativamente invisibilizada de las demandas en torno a la búsqueda y en los marcos jurídicos creados para atender las desapariciones”, se indicó en la investigación de la Flacso.

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