“La organización más antigua de derechos civiles del país” que por más de 150 años ha defendido uno solo: la posesión y el porte de las armas.
29 de mayo de 2022, Ciudad de México.- Solo unos días después del peor tiroteo en una escuela en casi una década, EU celebra el mayor evento de armas del país: la convención anual de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés).
Es la pascua de las balas y los pistolas, el gran congreso de las municiones y los fusiles, la principal asamblea de la que se hace llamar “la organización más antigua de derechos civiles del país” que por más de 150 años ha defendido uno solo: la posesión y el porte de las armas.
Ha sido por décadas uno de los lobbies más influyentes en la vida y en la política de Estados Unidos, pero también uno de los más controvertidos: numerosos grupos la señalan de corrupción, de cabildear e invertir sumas millonarias tanto en gastos personales de sus líderes como en impedir que se pasen legislaciones que regulen el acceso a las armas.
Este año, una tragedia cercana ensombrece de forma peculiar su cumbre, la primera tras dos años de pandemia.
En el mismo estado donde la NRA ha convocado a sus miembros para celebrar la puntería y los calibres, para mostrar los últimos avances en tiro y armamento, un numeroso grupo de familias todavía vela y se despide de 19 niños y dos maestras muertos en un tiroteo.
“Texas entera debería estar de luto por esta tragedia y, en cambio, viene gente de todo Estados Unidos aquí a rendirle culto a las armas”, le dice a BBC Mundo Lauren Jackson, una mujer que ha llegado a protestar contra el evento con una pancarta con una foto de sus hijos en la que dice que quiere verlos crecer.
Y es que el pasado martes, a poco más de 400 kilómetros de Houston, en Uvalde, un pueblo perdido en la frontera de Texas con México, un joven de 18 años se coló en una escuela primaria y mató a 21 personas.
Tras el tiroteo, la NRA lamentó el suceso y expresó sus simpatías con las víctimas, aunque indicó que mantendría su convención programada para tres días más tarde, pese a los múltiples llamados a que cancelara el evento en respeto a las víctimas y sus familias.
“Aunque se está llevando a cabo una investigación (…), reconocemos que este fue el acto de un criminal solitario y trastornado”, escribió la NRA en un comunicado tras el tiroteo.
“Cuando nos reunamos en Houston, reflexionaremos sobre estos eventos, oraremos por las víctimas, reconoceremos a nuestros miembros patrióticos y nos comprometeremos a redoblar nuestro compromiso para hacer que nuestras escuelas sean seguras”, agregó.
Aunque suele haber manifestaciones en contra de las convenciones de la NRA, medios locales estiman que las protestas ocurridas el viernes fueron las mayores desde 1999, cuando la organización decidió realizar su convención en Denver, solo un mes después de la masacre de Columbine.
Varios artistas y algunas de las personalidades invitadas al evento de este año (entre ellas el gobernador de Texas, Greg Abbott) cancelaron finalmente su participación.
Incluso algunas empresas de armamento, como Daniel Defense, la fabricante del fusil utilizado en Uvalde, también decidieron no asistir por considerar que esta semana “no era el momento apropiado para promover sus productos en Texas”.
Pero, según le contó a BBC Mundo Johnny Ferguson, un miembro de la NRA, poco importaba quién faltara si las “principales estrellas” iban a estar: “los que amamos realmente las armas y no aceptamos presiones, y nuestro presidente Donald Trump”.
Un país dividido
Desde las noche del jueves, en los alrededores del centro de convenciones George R. Brown de Houston se notaba un movimiento inusual: policías y agentes de seguridad bloqueaban aceras y cerraban tramos en preparación para el gran evento del viernes.
Pero al día siguiente, la avenida de las Américas, una de las principales de la ciudad, se volvió también una zanja física: la metáfora del profundo cisma que divide a Estados Unidos.
De un lado de la calle, centenares de personas, en su mayoría ancianos, hombres, blancos y barbudos, caminaban con atuendos de colores vivos con símbolos patrios hacia el centro de convenciones.
En la acera del frente, otros cientos de personas, en su mayoría jóvenes de todos los sexos y colores, se agrupaban con pancartas para gritarles improperios a los que marchaban al evento del otro lado de la calle.
“Es triste decirlo, pero esto es Estados Unidos, esta sociedad dividida que no parece ponerse de acuerdo en nada”, le dice a BBC Mundo Ashton Wood, uno de los organizadores de la protesta.
“Es muy difícil, porque todos los que estamos aquí, tanto los que están al frente como nosotros, creemos que lo que estamos haciendo es por el bien de nuestro país, de nuestros niños y de nuestra sociedad, aunque no podemos estar más lejos en la forma”, señala.