NUEVA YORK, NY. – El 30 de enero de 1973 menos de 10 personas presenciaron la primera actuación en vivo de Kiss en el Popcorn Club en Queens, ahora más 20 mil seguidores del Kiss Army de todos los rincones del mundo arribaron al Madison Square Garden de la Gran Manzana para atestiguar el último aliento en un escenario de esta emblemática agrupación.
Todo Nueva York se maquilló de parafernalia, de excentricidad, de magia, de enigmático glamour, de rock enérgico y, sobre todo, de una entrañable nostalgia para albergar el último concierto oficial de la historia de Kiss, una banda icónica engendrada literalmente en sus entrañas.
Tenía que ser aquí, donde todo empezó hace 50 años y ante el público que la vio nacer y encumbrarse como la banda de rock más caliente de todos los tiempos.
Por una semana Nueva York se convirtió en territorio Kiss por completo para rendir tributo a sus hijos pródigos, esos que ataviados con maquillajes, plataformas y disfraces rompieron esquemas y aportaron un sonido y una estética alucinantes en el universo musical.
Gene Simmons (El Demonio), Paul Stanley
(El Niño Estrella), Eric Singer (El Hombre Gato) y Tommy Thayer (El Hombre del Espacio) durante los últimos días invadieron a la “Ciudad que Nunca Duerme” tapizando sus calles, tiendas y transportes con su imagen, incluso el alcalde local declaró el pasado jueves como “El Día Oficial de Kiss en New York” para exaltar aún más la fiesta de despedida.
El Empire State Building de igual manera lució con iluminación especial y proyección de imágenes monumentales en honor a Kiss y varios de los famosos taxis amarillos de Manhattan dejaron por un momento su tradicional color para ser forrados con la fotografía de esta agrupación y deambular así por las calles.
El periódico New York Post también regaló varias portadas en honor al cuarteto rockero y un sin número de tiendas lanzaron merchandise en conmemoración del último concierto en solitario de la era Kiss.
Pero no paró ahí. Por la ciudad también aparecieron pizzas con los rostros de estos astros de la música y hasta tarjetas de metro que seguro serán muy cotizadas en un futuro.
Ante tantas muestras de fidelidad y admiración, la banda no se guardó nada y en su último concierto correspondió con altas descargas de fuegos artificiales y un repertorio potente repleto de intensidad y memorias imborrables.
Detroit Rock City, Shout It Out Loud y Deuce desataron la celebración del adiós mientras Paul Stanley lidereaba el show con atrevidos movimientos de cadera que prendieron a todas las fanáticas.
“Este es el fin del camino, así que vamos a celebrar juntos esta noche inolvidable para todos”, señaló Stanley.
La velada continuó con War Machine, Heaven’s on Fire, I Loved It Loud, Say Yeah, Cold Gin y Psycho Circus, recorriendo toda la discografía kissera en esta gira final llamada End Of The Road.
Gene Simmons por su parte desarrolló sus clásicos performances de fuego y sangre seduciendo a las féminas con su prolongada lengua, especialmente en God of Thunder, un clásico infaltable para esta noche.
Eric Singer y Tommy Thayer no se quedaron atrás y mostraron excelentes cualidades técnicas en la batería y la guitarra respectivamente, provocando la algarabía de la hinchada.
Pero en el momento que nadie quería que llegara, el adiós definitivo, desplegó con Love Gun, I Was Made for Loving You, Black Diamond, Beth, Do you Love me y Rock and Roll All Nite, explotando por igual las emociones del público y la producción pirotécnica que días antes el mismo Gene anunciaría con una inversión adicional de un millón de dólares para este recital.
Los grandes ausentes de esta ceremonia sónica fueron Peter Criss y Ace Frehley, los otros dos elementos originales de la banda, quien al parecer no pudieron superar sus diferencias con Paul y Gene, quedando relegados en el concierto final.
Además de sus seguidores, los integrantes de Kiss estuvieron acompañados en este épico concierto por sus esposas e hijos, quienes también rindieron tributo a los famosos músicos.
Entre lágrimas del público y aplausos interminables que trataban de retrasar la partida definitiva, Kiss y su ejército de seguidores sellaron su despedida.
“Nunca se olviden de nosotros, nosotros nunca los olvidaremos”, sentenció Paul.
Aunque la agrupación aún tiene una presentación en un festival de rock en mayo del 2024, ellos aseguraron que fue este concierto su adiós oficial, el cual compartieron a nivel mundial con sus fanáticos a través de una transmisión streaming de pago por evento.
Desestimados por algunos, pero idolatrados por multitudes, Kiss entregó una carrera que sin duda marcó un antes y un después en la manera de fabricar rock y de imprimir un sello inigualable al momento de activar un concierto en vivo, ese performance lleno de espectacularidad y soberbia estética que los convertía en héroes de la música antes los ojos de sus fanáticos.
Hoy se cierra un libro de más de 50 años de historia de esta banda… ahora continúa una nueva era, la era de la leyenda…¡Hasta siempre KISS!