13 municipios bajo sequía extrema; Región sureste ‘anormalmente seca’

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La Zona Norte de la entidad presenta las mayores afectaciones por este tema. 2021 fue el segundo año con menos lluvias reportadas en la última década

27 de marzo de 2022, Saltillo.- Este marzo la sequía se agudizó en Coahuila, pues 13 de los 38 municipios reportaron condiciones extremas y excepcionales, los grados más altos de sequía, mientras que los niveles moderados y anormales se extendieron por todo el estado.

De acuerdo con el Monitor de Sequía del Servicio Meteorológico Nacional, las principales afectaciones se reportaron en las regiones Fronteriza o Norte, donde Hidalgo y Guerrero alcanzaron sequía excepcional, mientras Acuña, Allende, Piedras Negras, Jiménez, Morelos, Nava, Villa Unión y Zaragoza quedaron en sequía extrema.

Además Juárez y Múzquiz, en la región Carbonífera, presentaron ese grado de estiaje, por lo el estado sumó 11 municipios en estas condiciones.

Ninguna parte del territorio coahuilense quedó libre de sequía: nueve municipios reportaron condiciones severas y once se encontraron en nivel moderado, tanto en las regiones Centro-Desierto, Carbonífera y Laguna.

Solo la Región Sureste registró el grado más bajo, anormalmente seco, junto con algunas partes de municipios del Centro y la Laguna.

El 2021 cerró como el segundo año con menos lluvias en la última década en Coahuila, y registró un ligero incremento de precipitaciones en comparación con el 2020, de acuerdo con la medición anual de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

Sin embargo, las lluvias no fueron suficientes para abastecer el agua de tres de las principales presas del estado: La Amistad en Acuña, que comparte su embalse con Estados Unidos y destina más cantidad de líquido a Tamaulipas, La Fragua en Jiménez y la Venustiano Carranza en Juárez.

Estas presas presentaron niveles críticos: 13 por ciento de embalse en La Amistad, 29 por ciento en La Fragua y 13 por ciento en la Venustiano Carranza.

En cambio, las presas San Miguel y El Centenario, ambas ubicadas en Jiménez, mantuvieron niveles óptimos, de 78 y 56 por ciento respectivamente.

La diferencia fue que estas dos últimas obras hidráulicas se llenan por medio de manantiales y tienen líquido todo el año, mientras que las presas con bajos niveles dependen de la lluvia que abastece la Cuenca del Río Bravo, como la mayoría de las presas en el norte de México que se encuentran en condiciones críticas.

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