La escalada de violencia en la frontera entre Chicomuselo, Chiapas, y Guatemala, fue denunciada por la sociedad civil local.
El pasado 4 de enero, un enfrentamiento entre los cárteles Jalisco Nueva Generación (CJNG) y del Sinaloa desencadenó un caos de siete horas en el ejido de Nueva Morelia, resultando en la trágica pérdida de más de 20 vidas, incluyendo dos civiles.
La escalada de violencia en la frontera entre Chicomuselo, Chiapas, y Guatemala, fue denunciada por la sociedad civil local, a través de un comunicado, en el que relatan los trágicos hechos de la semana pasada.
La falta de intervención estatal ha llevado a situaciones críticas, como el desalojo de la comunidad de Limonar el 26 de diciembre, cuando miembros armados del CJNG expulsaron a los pobladores, dejándolos sin hogar y buscando refugio en comunidades cercanas y en las montañas.
El pueblo de Chicomuselo resalta la incapacidad de las fuerzas de seguridad, incluyendo al Ejército Mexicano, la Guardia Nacional y la policía estatal, para garantizar la seguridad y la paz.
Los habitantes se niegan a colaborar con los cárteles y exigen una acción inmediata de las autoridades.
Además, han solicitado la intervención de la Secretaría de Seguridad federal para atestiguar la situación crítica, pidiendo solidaridad internacional y apoyo de organismos de derechos humanos para restaurar el orden y la legalidad en la región.
Las familias afectadas buscan recuperar la seguridad en sus hogares y demandan que se haga justicia, devolviéndoles la libertad, sus bienes materiales y el derecho a vivir sin temor a represalias de grupos criminales.