Monclova, Coahuila.– A escondidas y con miedo, pero con urgencia, familiares y pacientes que acuden a la Unidad Renal de la Región Centro de Coahuila alzaron la voz: acusan un trato inhumano, desorganización y condiciones insalubres que, lejos de ayudar a los enfermos renales, agravan su ya frágil estado de salud.
Se trata de derechohabientes del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) que son enviados a este centro por medio de un convenio, pero que en lugar de recibir una atención digna, dicen vivir un viacrucis.
“La salud aquí es negocio, no vocación”, señalan los denunciantes, quienes prefieren el anonimato por temor a represalias. Acusan directamente al director del lugar, Jorge Humberto Sepúlveda Marroquín, de operar bajo criterios económicos más que médicos, manteniendo instalaciones y servicios muy por debajo del estándar que deberían tener quienes dependen de una máquina para seguir viviendo.
La situación se agrava, dicen, por el actuar de personal como Aída, trabajadora de la unidad, señalada por su prepotencia y maltrato tanto a familiares como a pacientes. “Cambia los tratamientos o simplemente los cancela, como si no estuviera en juego la vida de una persona”, relatan.
La falta de protocolos de higiene ya ha dejado secuelas: hay pacientes que han adquirido infecciones durante sus tratamientos en esta clínica.
Todo esto ocurre bajo el cobijo de un convenio con el IMSS, lo que para muchos derechohabientes representa una ironía: en vez de cuidar su salud, los mandan directo al riesgo.
Ante este escenario, los afectados piden la intervención urgente de las autoridades de salud y del propio Seguro Social. No quieren beneficios, dicen. Solo quieren vivir.