Desde el aire poco se puede observar. Hay restos del avión regados; las alas y la cola parecen ser lo más completo.
Hemos recorrido poco más de una hora a bordo de una avioneta; otros 20 minutos nos trasladamos en helicóptero.

“La Rosita”, ejido donde se desplomó la tarde del domingo el avión ejecutivo que viajaba de Las Vegas a Monterrey con 10 pasajeros, dos pilotos y una sobrecargo, se encuentra enclavado en una zona montañosa de Ocampo, Coahuila.
Desde el cielo todo es montañas, los vientos soplan fuerte y la Cesna en la que volamos es sacudida constantemente; por suerte el piloto que la tripula tiene 50 años de experiencia, un hombre canoso y muy técnico en su vuelo, quien movía palancas, se aferraba al timón y picaba botones para evitar los fuertes vientos.

Los expertos saben que esta zona es de cuidado. Al igual que en la ruta que seguía la aeronave se forman tormentas conocidas como “Cumulus Nimbus”, que provocan turbulencias severas y granizo. No nos tocó granizo, ni las fuertes turbulencias, pero las bolsas de aire fueron inevitables.
Aterrizamos en Hércules, en medio de una zona minera a 60 kilómetros por tierra del lugar del accidente. Ahí subimos al helicóptero.

Volamos a 2 mil pies por 20 minutos hasta llegar a la zona cero. Desde el aire se observan los restos del avión, la cola y las alas sobresalen.
Al descender sólo se escucha el motor del helicóptero retirándose, al poco tiempo todo es silencio, el aire silva, no hay más ruido.

Entre los matorrales están las partes del avión divididas en decenas de secciones; todo está calcinado, incluso una latas de cerveza quedaron “achicharradas” No hay nadie, Aeronáutica Civil, la FGR y los peritos abandonaron la zona, con los restos que alcanzaron a recuperar de las 13 víctimas.
El panorama es desolador, parece que la aeronave cayó de lleno. Es inexplicable porqué, las alas y la cola son lo más completo. El capitán nos comentó que uno de los pilotos salió disparado como proyectil por la pequeña ventanilla delantera. Sus piernas se cercenaron, era uno de los seis cuerpos más enteros, pero también quemado. Los otros 7 prácticamente desaparecieron.

El helicóptero vuelve por nosotros, no hay más que hacer, nos retiramos alejándonos de la desierta zona trágica.

La Fiscalía de Coahuila, transportó por tierra los restos de las víctimas a Monclova. Deberán hacer algunas pruebas de ADN antes de entregarlos a sus familiares, mientras Aeronáutica Civil determina las causas del accidente.

Los exámenes genéticos podrían llevarse hasta un mes y medio.



